La educación para la paz no es una opción más sino una necesidad que
toda institución educativa debe asumir. Los principios para una
convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales se han convertido
en un imperativo legal. Ahora se trata de conseguir que el derecho
formal de la paz se convierta en un derecho real.
Educar para la paz es una forma de educar en valores. La educación
para la paz lleva implícitos otros valores como: justicia, democracia,
solidaridad, tolerancia, convivencia, respeto, cooperación, autonomía,
racionalidad, amor a la verdad… La educación en valores es un factor
importantísimo para conseguir la calidad que propone nuestro sistema
educativo.
Podemos realizar una breve retrospectiva histórica, recordando que la
educación para la paz se inicia con el movimiento de la Escuela Nueva,
recibe el apoyo institucional de la UNESCO, se enriquece con el ideal de
no-violencia y continúa su andadura a través de la Investigación para
la Paz y el Desarrollo. Superada la clásica oposición paz contra guerra,
actualmente se propone la paz como antítesis de la violencia, la
llamada paz positiva. Este aspecto encuentra su mejor marco de actuación
pedagógica dentro del modelo sociocognitivista de Vigotsky (1979).
La educación para la paz no es una opción más sino una necesidad que
toda institución educativa debe asumir. Los principios para una
convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales se han convertido
en un imperativo legal. Ahora se trata de conseguir que el derecho
formal de la paz se convierta en un derecho real.
Educar para la paz es una forma de educar en valores. La educación
para la paz lleva implícitos otros valores como: justicia, democracia,
solidaridad, tolerancia, convivencia, respeto, cooperación, autonomía,
racionalidad, amor a la verdad… La educación en valores es un factor
importantísimo para conseguir la calidad que propone nuestro sistema
educativo.
Podemos realizar una breve retrospectiva histórica, recordando que la
educación para la paz se inicia con el movimiento de la Escuela Nueva,
recibe el apoyo institucional de la UNESCO, se enriquece con el ideal de
no-violencia y continúa su andadura a través de la Investigación para
la Paz y el Desarrollo. Superada la clásica oposición paz contra guerra,
actualmente se propone la paz como antítesis de la violencia, la
llamada paz positiva. Este aspecto encuentra su mejor marco de actuación
pedagógica dentro del modelo sociocognitivista de Vigotsky (1979).